martes, marzo 29, 2005

Estamos Claros?

Claro que vengo de a poco a tu vida
que tengo apretada contra mi pecho
el de rulos albinos de tenerte
que transmiten miel con envidia
para esos que miran ciegos por la ventana...


Claro que me voy si no encuentro mi vida que tengo hoy
Claro que te voy queriendo por que mereces
no más taciturnias ni lagrimurnias en tu vida exquisita
que ahora es la mía, más que nada.
Escucha y no veas. Ya no tuya es esa vida que tienes
por que mía es, la verdad que te digo, sin tomarte para mí
y queriendo sin querer queriendo


Vengo para rescatarme de ti y salvarte de mi
en tanto en cuanto, ¡y si señores!
se nos viene la vida de la que fuimos y queremos abortar
en un sueño prolongado de un segundo que es medio
y menos de la mitad.


Somos lo que queremos, amamos y respiramos
sin querer entrar en razón porque -bien que tú sabes-
afecta la vida, afecta la emoción
aquella, esa, que nos embadurna con perfume de aroma al instante
que me encanta, y que a veces también, te espanta más que te encanta.


Escribo en el limbo, pensando que no pienso
queriendo lo que quiero, que eres tú en la silla de cinco patas y mimbre sintético
que a veces se llama cama, auto y corazón de amor que te tengo
más que a nadie.


Sigo camino a tu casa siempre, que no es mía y lo es.
Que vivo solo en esta compañía de siempre y no me voy jamás queriendo querer irme nunca
de tu lado que es el mío y que necesito de ti, siempre y cuando necesites de mí.

Por que eres de ojos mermelada y anchas caderas
de hijos mios y tuyos que vienen en camino
de piedra lisa y humectada de tu persona,
su madre que será la que cuida sin odiar
por que vienen a quedarse

y son lo que seremos y queremos que sean por siempre
tu carne con la mía que son una sola...
hoy y mañana

en Santiago y en la playa.

Un Delirio...

La brisa llenaba mis pulmones intoxicados y, simplemente, sucedió. Aquel instante, cerré mis oídos y tape mis ojos para esperar la metamorfosis de este cuerpo entero que tengo. La vida es así, a veces los deseos son cumplidos y uno no está preparado para recibirlos como corresponde.

Había crecido, sí, pero amorfo, desorientado y con la garganta seca de tanto pensamiento atrapado en la punta de mi lengua.

Recostado sobre un arenal húmedo y descolorido, quise erguirme para tocar esa nube blanquinegra que silbaba mi nombre, sin embargo no pude.

Deseoso de crecer para tocar el cielo, me sumí en una profunda depresión. Fue cuando un espejo, la imagen de mi mismo, habló: "Bixente, suicidio es una solución muy fuerte para sobrevivir." Y me creí. Al menos por ahora, que siento crecer mis uñas sin control.

Desde entonces espero beber cuando llueve y comer cuando algún insecto se posa en mi boca. Es extraño, pero esta depresión me ha obligado a masturbarme con cierta regularidad para sentir que, algunas veces, también puedo reír en el éxtasis de este amor pragmático y exento de celos.

Desde entonces –también- espero reírme a fuerzas y despertar sobresaltado con la esperanza de volver a mi forma y seguir intentando abrazar el cielo. Conversar con pájaros trinadores y burlescos, los mismos que -hoy por hoy- lo único que hacen es cagarme el cuerpo y la camioneta roja que estacioné al costado de un perfumado motel céntrico.