miércoles, enero 02, 2008

LA DANZA DE JULIO


Solía comenzar con un baile cuando pretendía seducir a su bien amada. Sacaba cada una de sus prendas como en un streaptease casero no menos erótico y falto de talento que los publicitados en los mejores clubes nocturnos. Se trataba de un perfecto profesional del baile, un macho que contoneaba su cuerpo cual animal en la selección natural a la hora del apareamiento.

Julio siempre esperaba el momento oportuno. Después de embadurnarse el axila con desodorante en barra, degustaba una copa de Chardonnay frío hasta que el silencio se transformaba en su cómplice, dándole una inconfundible señal para empezar el ritual de cada semana.

Primero la música, luz tenue y abrir las cortinas del departamento. Ubicar la pista 7 del disco grandes éxitos de Lenny Kravitz. Segundo, desabotonar la camisa y lanzar la corbata cerca de la cocina al ritmo de los primeros acordes de la guitarra eléctrica. Luego las palmas y un espasmódico movimiento pélvico. No sentía pudor alguno.

Ya era una costumbre. Al parecer los zapatos siempre fueron lo más dificultoso porque debía coordinar el desabroche con la rutina corporal. Para eso se había preparado como un estudioso que era. En su tiempo muerto en la oficina ingresaba a escondidas a los Chat eróticos para consultar cómo debía realizar esta maniobra teniendo durante los meses de exploración sólo una respuesta asertiva de una stripper que ahora se dedicaba al sexo virtual.

Todo debía funcionar a la perfección. Su coreografía era equilibrada, estudiada y se veía bien. Sólo le faltaba solucionar un problema que arrastraba de niño y que siempre fue motivo de vergüenza a la hora de llevar a la cama a la chica de sus sueños. Sucedía que Julio sufría de una profunda fetidez en su pie derecho producto de un rebelde hongo depositado entre la uña y la carne de su dedo gordo.

A pesar se este problema y de una exacerbada timidez, se las había arreglado para tener una que otra novia en períodos más o menos prolongados. La penúltima era Silvana que soportó su performance durante no despreciables 5 meses. En esa ocasión Julio comenzó con su contoneo erótico y un baile incipiente cercano a un repetitivo abrir y cerrar de piernas, burda imitación de Elvis Presley en el ocaso de su carrera.

Extrañamente la extensa duración de este romance fue atribuida al nuevo estilo rítmico de seducir, hecho que marcó su forma a la hora de copular con amor o sin él.

Luego de los zapatos venían los calcetines, los que arrojaba lo más lejos posible para disimular el repugnante olor que traía sobretodo después de una extensa caminata en el ejercicio de su trabajo como visitador médico en los meses de verano. Para ello repasaba planta y empeine en la alfombra como parte de la coreografía, luego bajaba sus pantalones los que frotaba cerca de su uña para, finalmente, desnudarse por completo y hacer sonar cual látigo sus partes íntimas.

Ese día nuevamente se encontraba solo. Venía llegando de una cita a ciegas que terminó abruptamente cuando su acompañante le trató de enfermo una vez terminado un monólogo de sus atribuciones sexuales y expresión corporal. Eran las 22:00 horas cuando llegó a casa. Estaba caliente y no quería desperdiciar su talento y ansias de baile. Puso música. Bebió una copa de vino blanco y se masturbó como siempre.

miércoles, mayo 02, 2007

PARASITISTAS

Palenque sobrevive de las nauseas que le provoca la pobreza. Como buen arremangado social evita todo contacto con fétidos vientos de la marginalidad. De donde viene. Desde que ganó la Lotería, siente que por derecho propio debe trepar a una clase coherente con el dinero entregado por el boleto de números mágicos.

Desde entonces cambió de barrio, auto y ha tomado cursos de modales dictados por professoresas de gran estilo y glamour. Su esposa, reina y señora, reconoce que su marido hoy pronuncia las eses como nunca, pero lamenta que aún eructe en sociedad y escarbe su nariz cuando maneja su Jaguar personalizado con luz negra y alharaca bocina.

Su nuevo amigo Retornio vive en la casa contigua justo al costado derecho de su caserón estilo colonial en un nuevo barrio de altos apellidosos y antena satelital. Él juega con profesionales bastones de golf en un club que reclama por sus protestos cheques de banco rimbombante que Palenque está comenzando a subvencionar.

Retornio profita del buen estado de salud de la cuenta corriente de Palenque, ahora Don, al igual que él que desde niño ostentó el título, pero en diminutivo. La esposa de Retornio no soporta que Palenque zozobre sus maneras luego de pedir vino en caja galáctica y lanzar una bullada broma al público del club. Generalmente, Retornio sonroja su rostro en la temática picaresca de Palenque, sin embargo esboza sorisozas y estrepitosas carcajadas esperando su merecida recompensa.

Todos saben que Retornio no quiere a Palenque. Lo humilla a sus espaldas y espera arrebatarle lo que considera suyo por derecho divino, al igual que los antiguos reyezuelos, descendientes del mismísimo Dios hecho carne. Alcurnia criolla de sangre más pura que los Borbon, Orleans y Windsor juntos en una ronda en tierra Aria tapizada en billetes.

Sin embargo, Palenque no es estúpido, como algunos creen en el Club, él sabe cuál es el negocio, por eso hace mofa de los modales afeminados de Retornio mientras vocifera a sus empleados que le arrebatará la clase y pomposidad a su vecino. Pero eso ya no importa, el tiempo se acaba, ambos se buscan y necesitan para poner en práctica sus ambiciones rápida y certeramente.

Ha sido escrito en el novíssimo testamentoso: Garrapatista y garrapateado fusionarán linajes para su propia tranquilidad. Nacerán Retorques y Palornios que convivirán en una gran facenda a las afueras de la ciudad. En aquel lugar de bellos amaneceres, planificarán el crecimiento de la pequeña sociedad que dominarán. Desde las alturas, nacerá una nueva ideología parasitaria, su propia religión, su propio partido político. Vendrá el nuevo hombre nuevo Parasitista a Gobernar en medio de la anestesia complaciente de nuestras diarias necesidades, vendrá a perfumarnos el hedor a trabajador con programaciones noticiosas del alto estúpido contenido...

jueves, abril 12, 2007

VOLVER A LOS 17



Volver a los 17
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente
volver a ser de repente
tan frágil como un segundo
volver a sentir profundo
como un niño frente a Dios
eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.


Se va enredando, enredando
como en el muro la hiedra
y va brotando, brotando
como el musguito en la piedra
como el musguito en la piedra
Ay, si, si, si.


Mi paso ha retrocedido
cuando el de ustedes avanza
el arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido
con todo su colorido
se ha paseado por mis venas
y hasta la dura cadena
con que nos ata el destino
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.


Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber
ni el mas claro proceder
ni el mas ancho pensamiento
todo lo cambia el momento
cuál mago condescendiente
nos aleja dulcemente
de rencores y violencias
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.


El amor es torbellino
de pureza original
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino
detiene a los peregrinos
libera a los prisioneros
el amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo sólo el cariño
lo vuelve puro y sincero.


De par en par la ventana
se abrió como por encanto
entró el amor con su manto
como una tibia mañana
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín
volando cual serafín
al cielo le puso aretes
y mis años en 17
los convirtió el querubín.


viernes, marzo 09, 2007

ALICIA VA EN EL COCHE



Alicia no quiso salir más de la casa que heredó de su madre. Más de 20 años estuvo encerrada conformándose sólo con mirar a través de una ventana empavonada de polvo y con el recurrente recuerdo del bello rostro que en antaño tuvo. En ocasiones se miraba al espejo y repasaba cada milímetro de su cara, para luego bañar su cuerpo en talco y agua de colonia.

De anciana, su rutina variaba cada cinco años, la que fue descontando acciones a lo largo del tiempo. Por las tardes se sentaba en un sillón lleno de pelusas junto a su perra a mirar televisión, a disfrutar de aquella programación basura en donde encontraba los amigos y familiares que nunca fueron a verla. Reía y lloraba junto a las historias de mediatarde, sentía celos de sus nietos cantantes, de sus amigas entrevistadas, de sus hijos actores. Quería decirles como conducir su vida, gritarles que aquella novia modelo no les convenía.

A pesar de ello, Alicia jamás perdió el juicio siendo anciana. Eso fue antes, cuando fue una joven impulsiva y dejó que las cosas le sucedieran hasta no dar pie atrás, olvidando –incluso- sus responsabilidades de madre. Ese fue su calvario, en silencio nunca pudo perdonárselo. Lo recordaba todos los días al ver como envejecía junto al tipo con que arrancó de sus deberes y tenía su casa hecha una zahúrda, con el tipo que espantaba sus visitas con una lengua áspera e inmunda. Nunca tuvo el coraje de dejarlo.

Alicia se fue quedando sola mientras el calendario se le venía encima. Junto a las manchas en sus manos y la caída de sus dientes negros también llegaron a su cuerpo debilitado las enfermedades y un profundo deseo de dejar esta vida. En febrero cayó hospitalizada.

Su estado era grave, pero con un auspicioso diagnóstico. Así fue como en cortos tres días logró ponerse en pie y reclamar por que no le brindaban la atención que requería al momento de evacuar. Al hospital público llegaron algunos familiares a los que les recordó cuando eran niños y les cantaba "Alicia va en coche" en una ronda que sacaba la mejores carcajadas infantiles. Todos asintieron con la cabeza mientras miraban impactados su larga cabellera blanca y su rostro deformado por la ausencia de la placa dental. No le entendían del todo.

Se recuperó bien, por eso los médicos no encontraban explicación cuando a las 06:15 horas de la madrugada su corazón dejó de latir. Ella siempre pensó que la única forma de superar su senil agorafobia era por una grave enfermedad o su muerte, lo que finalmente ocurrió. El velorio fue en una Iglesia cercana a su casa con no más de 9 personas acompañando su féretro y dos ramos de perfumadas rosas blancas. Le miraron dentro. Lloraron por ella.

Iba su cuerpo en el carro camino al cementerio, todos hicieron un resumen de su vida, todos recordaron los cánticos infantiles y repetían en su mente acongojada la melosa letra de "Alicia va en coche". Eran las 12:00 horas cuando el cajón comenzó a bajar. Sus hijos guardaban silencio. Su marido caminó con rumbo desconocido.

martes, enero 02, 2007

EL RETROVISOR DE MATIAS



Matías sabe que algo anda mal. Siente que una inmensa melancolía le está oprimiendo el pecho. Su corazón estrangulado envía estertores a su mente que ya a esa altura parece entrar fácilmente al coma. Matías se encuentra sentado frente su ventana con la mirada perdida y en completo silencio. Su radio emite chirridos de los cuales logra descifrar a Zack de la Rocha en un agudo y desquiciado grito.

Fue una buena época, pensaba mientras con el dedo índice enredaba aun más un dreadlock de su cabellera que ya no tenía. Esos años fueron de desenfreno y decisiones importantes, porque –aunque muchos no lo creyeran- a veces podía llevar una vida paralela de jolgorio y plena responsabilidad.

En la nostalgia lleva un cigarro de marihuana a su boca, lo prende e inhala hasta inundar sus pleuras de verdes sensaciones impregnadas de tetrahidrocannabinol. Aguantando la nube alusinógena, vuelve a aquella juventud rebelde, universitaria y de barrio. Regresa al inolvidable tiempo bueno junto a sus amigos. A los vasos chocando en la celebración, al sexo de amor libre y desprejuiciado. A las risotadas imparables, a los besos compartidos y al recuerdo de una resaca sin importancia gracias a un hígado inmaculado.

Siente taquicardia y confunde la música con una banda militar marchando a lo lejos. Ya no es como antes, piensa y murmura mientras tose estrepitosamente. Piensa en la importancia del disco duro virgen en la mente de cada uno. Ese que va llenándose de mierda o buena onda según la vida que nos ha tocado llevar o el punto de vista con que vemos la tragedia o la dicha. La tragedia de una familia bien constituida o la dicha de una mala vida que nos hace fortalecer el carácter preexistente.

La melancolía tenía que ver con esa etapa de su vida, pero más por los sucesos fortuitos y las decisiones que marcaron este disco duro suyo que ahora le patinaba. Ese maldito disco imborrable. El hecho de haber trabajado mientras estudiaba e intentaba ser un joven rebelde. De haberse ido del nido materno muy joven en busca de una mayor libertad que jamás encontró.

Todos los procesos, todos los cambios en la vida son muertes, unas más o menos dolorosas y traumáticas, pero acabo de vida al fin y al cabo. Imaginaba cada etapa celebrando un funeral; de la niñez a la adolescencia; de ésta a la mediana adultez y hasta -por fin- dejar la carne para correr donde nadie sabe y se supone.

Para algunas muertes no estamos preparados, pensaba Matías exhalando una perfumada bocanada que subía en una calma danza hasta desvanecerse. Hacía la analogía entre las muertes por ancianidad, enfermedades catastróficas y accidentales. Todas tienen su particular forma de marcar nuestras vidas y las de los cercanos, unas nos calman el espíritu mientras que otras nos obstruirán nuestro futuro por el resto de la vida. Asimismo funcionan las muertes imaginarias de Matías en la medida que el ser humano va creciendo. Pero también todo depende.

Una ventana golpea su marco a causa de una impulsiva ráfaga de viento inconstante. Suena el teléfono. Sabe quien es. No contesta. El calor sofoca el mediodía de un martes de enero. Mañana tendrá una entrevista de trabajo. No pretende ir.

miércoles, noviembre 29, 2006

UN RECUERDO



Te veo, amada de ojos soñolientos,
en aquella nube púrpura y de aromas orientales
Te veo con tu vientre lleno de este presente
trayendo contigo al mesias de ojos mar adentro.

Te veo descalza mirando esperanzada
lo que arrebató la realidad en el miedo de nuestra culpas
Te veo viéndome

Te veo observando como soborno tus deseos y los mios,
como enmendamos, juntos, el camino preconcebido,
atolondrado, exquisito.
Te veo volando bajo el agua.
Escuchando el más profundo silencio
de un coro de ángeles que se posa en tu corona.

Amada Mia:

Tomaré tu cuerpo por sobre mis brazos
y danzaré contigo
tres semanas,
dos días,
seis copas y
tres hijos.

martes, octubre 24, 2006

SALA CUNA



A las 06:00 de la mañana estaba abriendo el sifón para darme aquella ducha que marca la diferencia entre el día y la noche, entre el sueño y la lucidez. Se trataba de un día especial, un nuevo día de aquellos que se me caen encima desde que nació mi primogénita.

Hoy fue uno de esos. Un nuevo proceso de esta nueva vida. Me encontraba untando una tostada con mantequilla cuando vi caer un par de lágrimas sobre las mejillas de mi bien amada. De pronto un par se transformaron en un mar surcando su rostro enrojecido, haciendo un cuadro perfecto con aquella voz trémula que emerge en el cultivo de la tristeza.

Minutos después dejábamos a nuestra hija al cuidado de profesionales en una sala cuna. Debo confesar que jugué al macho recio, al hombre que llamaba a la cordura y entraba en razón para morigerar esa carga a su bien amada. Pero en el fondo estaba igual de apenado.

Me preguntaba si era miedo y me respondí que sí. Incertidumbre, también. Pero más aún, se trata de una nueva sensación culposa y amor traicionado. Como si por el hecho de dejarla en ese lugar estaríamos fallándole profundamente. Un pequeño consuelo es refrescar la memoria y recordar que la gran mayoría de los entes laburantes debe pasar por esto. Puede sonar ridículo en comparación con otras temáticas de alta carga emocional, pero sin lugar a dudas existe.

Extraño sentimiento. Aún recuerdo las tajantes palabras de ambos durante el embarazo que hablaban de la responsabilidad en el trabajo y que no era atendible el engañar al sistema para estar más tiempo con un hijo que recién nacía. Hoy me trago mis palabras y clamo por un nuevo trato. Un sistema más humano que comprenda que en si mismo está creado para nuestro bienestar y no para formar clones destinados a generación de dinero destetándolos cuando no es debido. Sencillamente, propongo un mínimo de 6 meses de permiso social para que las madres puedan amamantar tranquilas y sus crías aprovechen el beneficio natural de la leche materna. ¿Razonable no?

Me pregunto nuevamente: si tal fue mi dolor al dejar a mi hija con gente preparada para ello, ¿Cuál habría sido ese dolor ante una situación de verdadero cuidado?. Aún no tengo una certera respuesta, lo que si percibo es que hay que prepararse para una situación de envergadura, venga esta o no.

Curiosamente, en mi cabeza ha estado dando vueltas el recuerdo del malparido que dejó deforme y gravemente herido a su hijo de dos meses producto de los golpes que le propinó. Antenoche viendo el noticiario pensé que lo mejor sería que el pequeño falleciera y dejara de sufrir de una buena vez. Por suerte, así sucedió. Si antes de ser padre no perdonaba un acto como ese, creo que hoy voto a favor de una cadena perpetua sin beneficios al no contar con una pena de muerte.

En fin, tengo rabia con esa parte del mundo, se siente más cerca por esta nueva situación emocional. En resumen, mi hija bebió 40 ml de leche materna en la mamila que detesta. Las parvularias señalaron que fue un buen día para ella. Su madre, mi bien amada, fue calmándose en el transcurso del día. A mediodía la retiró del lugar. Ahora duerme plácidamente.