lunes, febrero 27, 2006

LA MÁQUINA.


A paso lento comienza el engranaje a mover su dentadura. Abro el sifón y bebo chorros de actualidad para situarme nuevamente en el laburo. Nada que me electrifique por ahora. La imagen de las vacaciones sigue presente. Agua salada, lectura, sol, sueño y mucho amor. Puedo resumirla como una inesperada y exquisita luna de miel. Bien merecida por lo demás.

Hoy es casi como el primer día de clases, lo recuerdo como una jornada memorable y positivamente ansiosa, colmada de energía y de reconocimiento de los otros, amigos y no tanto, los nuevos, los espacios, profesores. No lo digo, precisamente, por el primer día de trabajo, sino por que me parece que hoy se marca el comienzo de una nueva dimensión que aún no logro descifrar por entero. Tengo esa sensación de más allá...

Espero ahora, que comenzó el año verdaderamente, logre abrir con fuerza un par de alas con aroma a naftalina que tengo y despercuda un salto pendiente. Algo muy bueno: encontré los grabados extraviados. El jueves sabremos si es niño o niña.

Claramente, se viene la máquina.